martes, 20 de agosto de 2019
CAPITULO 5
¡Mierda! De todos los hombres del mundo ha tenido que ser precisamente Pedro… ¡Y nos ha pillado hablando de él! Ahora mismo necesitaría que me tragase la tierra, pero como sé que eso no va a pasar me vuelvo para encontrarme con sus ojos verdes y una sonrisa de medio lado terriblemente atractiva dirigida por completo a mí. Va vestido como esta mañana y permanece con las manos en los bolsillos de los vaqueros esperando a que le presente a Luisa.
Carraspeo porque se me ha quedado la garganta seca, no sé si de la vergüenza de haber sido pillada o porque esa sonrisa me ha descolocado más de lo que debería admitir.
—Lu... él es Pedro —digo por fin—. Pedro, ella es Luisa, la recepcionista de la oficina.
—Tú eres la desaparecida recepcionista —contesta él tendiéndole la mano—. Encantado de conocerte.
—Lo mismo digo —responde Lu avergonzada.
—He venido con unos amigos y al verte vine a saludar —aclara Pedro —. Lo que no esperaba era que yo fuese el tema de conversación… no sabía que te alterase tanto tenerme en el despacho.
—No seas creído —protesto intentando disimular—. Eres lo único fuera de lo común que ha ocurrido hoy, solo eso.
—Vaya… Y yo me había emocionado.
—Mala suerte, chico —contesta Lu.
—¿Chico? ¿Qué edad crees que tengo? ¿Veinte?
—Por ahí andarás —contesto yo.
—Debo tener una genética excelente, porque me has quitado diez años de golpe.
Me quedo mirándole con la boca abierta. ¿En serio tiene treinta?
¡Cualquiera lo diría! Ojalá yo tuviese su genética… Me conservo bastante bien, pero cuando tenga cincuenta años me gustaría aparentar cuarenta. Pedro me mira con una sonrisa un tanto extraña que no logro descifrar.
—Me marcho, mis amigos me esperan —dice de repente—. Nos vemos mañana, jefa.
—Hasta mañana.
Pedro se aleja en dirección a una mesa en la que hay una pareja sentada con dos chicos más y yo me pierdo en el movimiento de su culo al andar.
¡Joder, y vaya culo! Lo tiene tan redondo y apretado que dan ganas de morderlo y todo… ¿Pero qué demonios estoy pensando? ¡Por Dios bendito! ¡Voy a perder la cabeza!
—¡Dios, está como un queso! ¿Pero tú has visto ese pedazo de culo? —dice Lu interrumpiendo mis lujuriosos pensamientos.
Le doy un codazo con una sonrisa y me bebo de un trago mi Cosmopolitan para marcharme a casa. En cuanto cierro la puerta a mis espaldas lanzo los zapatos de tacón por el aire, que me están matando desde esta mañana. Me doy una ducha bien caliente y tras ponerme mi camisón de corazoncitos me siento en el sofá a ver lo que hay en la tele. Tras media hora haciendo zapping sin éxito me meto bajo el nórdico y me quedo profundamente dormida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario