domingo, 1 de septiembre de 2019

CAPITULO 45




Cuando me despierto ya es noche cerrada. No estoy en mi habitación, este cuarto es mucho más grande y lujoso que el que tengo en el apartamento y puedo notar el perfume de Bella flotando en el aire. Me duelen muchísimo la cabeza y la boca, y no puedo evitar gemir cuando intento volver la cabeza para ver quién está junto a mí. Como suponía es Pedro, que se ha tumbado a mi lado y me está acariciando el pelo con cara de culpabilidad.


—¿Cómo te encuentras? —susurra sin apartar la mirada de mi rostro magullado.


—Me duele toda la cara.


—Lo siento, Paula. Perdóname.


Lo sabía. Pedro se culpa por lo que ha pasado.


—No es culpa tuya —contesto—. Tú no me golpeaste.


—Debí estar allí para protegerte. Debí…


—No eres mi novio ni mi guardaespaldas, Pedro. No tienes por qué salvarme siempre.


—Pero si me hubiera quedado esto no habría pasado.


—Puede que no, o puede que hubieses estado en otra parte y habría pasado igualmente.


—¿Necesitas algo? ¿Te traigo algo de comer?


—No tengo hambre, solo quiero dormir.


—Max llamó al médico en cuanto te desmayaste. Tienes que tomarte el antiinflamatorio con el estómago lleno, así que vas a tomar algo.


—Un vaso de leche, tal vez.


Consigo sentarme en la cama sin terminar llorando de dolor, y Pedro acomoda unos mullidos cojines tras mi espalda.


—Espera un momento, voy a traerte la leche.


Le veo salir de la habitación y me acerco al espejo del tocador para ver el desastre que ahora mismo luzco por cara. Tengo el ojo bastante hinchado y amoratado y un corte muy feo cruza mi labio, que el doctor ha tenido que cerrar con varios puntos. Aparte de eso, tengo un moratón que cubre toda la mejilla que Mauro me golpeó. Por desgracia mi nuevo aspecto no puedo cubrirlo con unas simples gafas de sol, y como volvemos a Manhattan en
pocos días voy a tener que dar explicaciones a mi jefe en cuanto me vea aparecer por la oficina.


De pronto unos gritos me llegan a través de la puerta de la habitación, y corro buscando el origen temiendo que Mauro y Pedro hayan vuelto a liarse a golpes, pero en vez de a ellos encuentro a Bella y Max discutiendo a pleno pulmón.


—¡¿Pero te has vuelto loca?! —grita Max— ¡No puedes casarte con ese desgraciado!


—¡Me casaré con quien me dé la gana! ¡Ya soy mayor de edad para tomar mis propias decisiones!


—¡¿Acaso no has visto lo que le ha hecho a esa pobre muchacha?! ¿Qué crees que te hará a ti en cuanto estéis solos?


—¡Si no me obligaras a casarme con un hombre que podría ser mi padre no estaría planteándome una idea tan descabellada!


Ambos se quedan en silencio, mirándose con la respiración acelerada.


—¿Por eso te casas con él? ¿Porque te sugerí que te casaras con Luca?


—¡Tú no sugieres, papá! ¡Tú mandas y ordenas!


—¿Crees que te obligaría a hacer algo que no quieras, Bella? ¡Yo solo quiero que seas feliz!


—¡Pues déjame serlo a mi manera!


—Muy bien… muy bien. ¿Qué es lo que quieres? Dime qué quieres y te lo concederé.


—Quiero dirigir la sede de Nueva York.


—Pero estarás sola, no tendrás a nadie que te ayude…


—Me tendrá a mí —interrumpo descubriendo mi presencia y enlazando el brazo con el de Bella—, y también tendrá a Stephanie, y a Jay y Pedro. No estará sola, Max, te lo prometo.


—Muy bien, arreglaré las cosas para que te ocupes cuanto antes de la empresa en Nueva York.


—Ya puedes echar a ese desgraciado a patadas, papá —contesta Bella abrazando a su padre.


—Y tú, jovencita —protesta Max dirigiéndose a mí— deberías estar descansando.


—Vine en cuanto escuché los gritos porque temía que Pedro matase a Mauro con sus propias manos —aclaro.


—Mauro está bajo custodia policial —contesta Max—. Será extraditado cuanto antes a vuestro país y juzgado por intento de violación.


—Ya he llamado a mi tío para contarle lo que ha pasado —dice Pedro desde la puerta—. Llegará mañana en el avión de las cuatro para que vuelvas a casa.


—Pero yo no quiero volver a casa —protesto—, quiero terminar de rodar el anuncio.


—Eso tendrás que decírselo a él cuando llegue. Y ahora a la cama.




No hay comentarios:

Publicar un comentario