lunes, 2 de septiembre de 2019

CAPITULO 47




Tras llamar a Stephanie me acurruco en la cama con un suspiro. No sé si es el cansancio, la tensión o el miedo, pero estoy tan cansada que apenas puedo mantener los ojos abiertos. En cuanto Steph cierra la puerta a sus espaldas, se acurruca a mi lado y me mira con los ojos enrojecidos por las lágrimas. Llevamos más de un año trabajando juntas y nos hemos hecho amigas, así que sé que está preocupada de verdad por mí.


—¿Estás bien, Paula? —pregunta.


—Muy bien, solo necesitaba a alguien cerca. ¿Cómo estás tú?


—La verdad, cuando vi a Cavalcanti traerte en brazos casi me da un infarto.


—Deja de preocuparte, estoy bien.


—No me mientas, nadie puede estarlo después de lo que ha pasado.


—Tengo a alguien en casa y he hablado con él hace un rato. Ha sido él quien me ha dicho que te llame, de hecho.


—Bien por el macizo.


—No sé si es un macizo —río—. Aún no lo he  conocido en persona.


—No me digas que te has apuntado a la página de citas…


—Pues sí, Lu me la recomendó.


—A mí también. He conocido a un par de chicos, pero todavía no he conocido a uno que me convenza.


—Yo sigo conociéndole. Vamos muy poco a poco, pero lo que voy descubriendo de él me gusta.


—Ojalá te salga bien. ¿Necesitas algo?


—Solo necesitaba no estar sola esta noche.


—Pues aquí me tienes. No soy tu macizo, pero puedo hacer el apaño.


Me río ante sus bromas y tras hacerme un ovillo cierro los ojos y me quedo completamente dormida.




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