miércoles, 4 de septiembre de 2019
CAPITULO 53
El Joe’s es una pequeña cafetería de aspecto familiar que me gusta mucho y donde suelo ir a tomar café los fines de semana. Encuentro una mesa libre al final del bar y pido un cappuccino mientras espero a mi cita.
El corazón me va a mil por hora y no puedo evitar observar detenidamente a todos los chicos que entran en la cafetería, pero casi me he terminado el café y Wolf no ha dado señales de vida.
Soy una estúpida. Debí haber supuesto que en todo este asunto había gato encerrado, que Wolf solo era un farsante que se divertía a mi consta y ahora he echado a perder lo que tenía con Pedro por una fantasía que nunca va a hacerse realidad. Me levanto de la silla y dejo unas monedas sobre la mesa antes de ponerme el abrigo para marcharme a casa. Tengo atascadas en la garganta las ganas de llorar, pero mantengo el tipo hasta la puerta del bar, donde me choco de bruces contra el pecho de Pedro.
—¿Qué haces aquí? —pregunto sorprendida.
—Siento llegar tarde, Bunny.
Me quedo mirándole fijamente hasta que sus palabras logran penetrar en mi cabeza golpeándome como un mazazo.
—¡Tú! —espeto alejándome de él— ¡Has sido tú todo este tiempo!
—Si me dejas explicarte…
—¿Explicarte?
—¿Podemos al menos sentarnos? Estamos dando un espectáculo.
Asiento avergonzada porque todo el mundo nos está mirando y me dejo guiar hasta la mesa que acabo de dejar. Pedro pide un café, y cuando me mira para que pida algo niego con la cabeza.
—Puedo explicarlo —dice de nuevo.
—No hay nada que explicar, Pedro. Te has reído de mí en mi cara todo este tiempo.
—Eso no es cierto, Paula, yo…
—¿Tú qué? ¿Sabes el infierno que he pasado estos días pensando que estaba enamorada de dos hombres a la vez? ¿Sabes lo que he pasado creyendo que te estaba haciendo daño? ¡Me has mentido, Pedro! ¿Cómo has podido?
—¡Quería conocerte! —exclama mesándose el cabello— Quería conocer a la mujer que me vuelve loco.
—¡Me estaba acostando contigo! ¿Por qué no dejaste el juego de Wolf?
—Porque sabía que te haría daño si lo hacía.
—¿O porque era más divertido así?
—¿Crees que para mí ha sido fácil? ¡Sentía celos de mí mismo, Paula! Cuando le dijiste a Wolf que le preferías a él sentí unas ganas irrefrenables de romperle la cara, ¡pero no podía partírmela a mí mismo! Te acostabas conmigo, pero era con él con quien querías estar. ¿Sabes lo que sentía al pensarlo?
—¡Pero sois la misma persona!
—¡Pero tú no lo sabías!
—Me dijiste que te llamabas Christian. ¿Por qué me mentiste?
—No lo hice. Mi nombre es Pedro Christian Alfonso. No te mentí.
—Me dijiste que eras administrativo.
—En eso sí mentí, pero si te decía que trabajaba como publicista podrías sospechar de mí.
Pedro se acerca y acaricia mi pelo con la mano dedicándome una mirada tan tierna que mis rodillas amenazan con flaquear.
—Acabas de decir que estás enamorada de mí —susurra.
—Eso no importa. Lo nuestro es imposible.
—¿Imposible? Imposible es no quererte, no sonreír cuando te veo, no echarte de menos cada segundo y no morirme de ganas por abrazarte. Imposible es no estar juntos cuando estamos hechos el uno para el otro, nena.
—Tengo miedo —reconozco—. Tengo miedo de que un día te despiertes y te des cuenta de que cometiste un error.
—¿Es que no te das cuenta de que eres el amor de mi vida? ¿Es que no ves que no puedo soportar que no estés conmigo?
Une sus labios a los míos en un beso suave, lento, y enlazo los brazos en su cuello dejándome llevar de una vez. Tantas dudas, tantos miedos no eran necesarios. Ahora sé que tendré a mis dos hombres para el resto de mi vida: mi misterioso lobo solitario y mi dulce y divertido Pedro.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario