jueves, 22 de agosto de 2019

CAPITULO 13




Como cada primer viernes del mes, Luisa y yo hemos quedado para pasar noche de chicas, que consiste en pedir comida basura, beber champán y pasarnos horas de cotilleos entre amigas. Como mañana no hay que trabajar podemos permitirnos el lujo de trasnochar, por lo que no hay ninguna prisa por irse a la cama. Hoy Luisa elige la comida y se ha decantado por una pizza con doble de queso, pollo, maíz y aceitunas.


—¿Y bien? —pregunta de repente— ¿Qué tal te va con tu nuevo ayudante?


—La verdad es que todo vas sobre ruedas. Nos compenetramos bastante bien en el trabajo y me siento mucho más liberada. Cuando Christian me lo presentó como un dechado de virtudes no exageraba, sino al contrario.


—Y además es bastante mono.


—Sí que lo es.


—¿Y hay feeling entre vosotros?


—¡Claro que no!


—No es eso lo que yo vi en el bar…


—En el bar pudiste ver bien poco, porque no cruzamos ni dos palabras.


—La mirada que te echó me dejó ver suficiente.


—Lu… no busques romances donde no los hay. Nos llevamos bien, pero él tiene novia.


—¿En serio?


—Y tan en serio. Y es una mujer preciosa y con mucho talento, además. La he contratado para que trabaje para mí como modelo.


—Pues es una lástima, porque ese hombre tiene algo que hace que me suba por las paredes cada vez que le veo entrar en el edificio.


—Te hace falta echar un polvo, Lu.


—A ti sí que te hace falta. Llevas sola demasiado tiempo y no debe ser bueno para la salud.


—Ya sabes que estoy sola porque lo he decidido así, y la verdad es que me va bastante bien.


—No mientas, a todos nos gusta dormir acompañados por la noche.


—Te aseguro que duermo la mar de a gusto en mi cama de matrimonio sin nadie que se pegue en verano o que te deje sin mantas en invierno.


—Estás demasiado obsesionada con el trabajo, Paula.


—No tengo tiempo de salir a conocer gente en un bar, Lu. Ni tiempo ni ganas, la verdad.


—Pero es que ya no tienes que ir a un bar a conocer chicos, puedes entrar en una página de citas.


—Ya te he dicho que no me fío nada de esas cosas.


—Te da miedo intentarlo, que no es lo mismo.


Suelto una carcajada y casi sin pretenderlo me encuentro sentada junto a ella frente a la aplicación del móvil abriéndome un perfil en loveisintheair.com, la que según ella es la mejor página para encontrar pareja estable. Tras registrarme y poner una contraseña que no sea difícil de recordar, comienza el test de compatibilidad. Es bastante largo, y me da la sensación de que algunas preguntas se repiten con diferente enunciado, pero obedezco a Luisa y contesto a todas sin rechistar.


—Ahora empieza lo bueno —dice Luisa tras terminar de rellenar los datos personales—. Tienes que darme un valor del uno al cinco dependiendo de lo de acuerdo que estés con lo que yo te diga. El uno es desacuerdo total y el cinco significa que coincides al cien por cien con la afirmación. ¿Preparada?


—Ni que me fuese la vida en ello…


—La vida no, pero el amor de tu vida tal vez sí.


Pongo los ojos en blanco, pero aunque no confíe nada en estas cosas me estoy divirtiendo mucho con esto.


—A ver… —empieza Lu— haces las cosas mediante un plan… un cinco —contesta ella misma—. Eres demasiado concienzuda a veces en ese aspecto.


—¿No se supone que debo contestar yo?


—Sueles tener la habitación desordenada… —continúa sin hacerme ni caso— Un uno. Se puede comer en el suelo de tu cuarto.


—¿Me vas a dejar contestar algo? —protesto riendo.


—Sí, pero esto lo puedo contestar yo que te conozco muy bien.


Tras unas cien preguntas sobre mi personalidad que contestamos a medias, empieza la tercera parte del test, que consiste en describirme a mí misma. Las primeras preguntas las contesta Lu por mí, que me describe básicamente como una mujer calculadora, distante, ambiciosa, enérgica y dominante. No está mal si contamos que es mi mejor amiga…


—¿Qué cuatro adjetivos te definirían? —pregunta Lu.


—Fiel, divertida, sincera… y espontánea.


—Eso de espontánea… solo a veces.


—Pues responde tú —la pincho.


—¿Tiendes a pagar tus enfados con los demás?


—Pues… según con quién. Nunca los pagaría contigo, pero sí que he podido pagarlos alguna vez con mis ayudantes.


—Te pondremos un cuatro. Seguimos… ¿Eres detallista?


—La verdad es que ya sabes que soy muy olvidadiza y tiendo a no acordarme de esas cosas.


—Un uno, entonces. ¿Tienes miedo al futuro?


—¿Por qué iba a tenerlo? El futuro es el que cada uno se construye.


—¿Cuán importante es para ti el nivel intelectual de tu pareja?


—Pues no le doy demasiada importancia, aunque necesito a alguien con quien se pueda hablar. Si no la relación me aburriría muchísimo.


—Pondremos un tres. ¿Y el físico de tu pareja?


—Aunque soy realista y sé que lo primero que nos atrae de una persona es su físico, a la larga ese físico no sirve para nada si no tiene otras cualidades… pon un tres.


—¿Y en el tema sexual? ¿Es importante que sea activo sexualmente?


—Lu… soy una persona sexualmente muy activa cuando tengo pareja. Es esencial.


Al terminar las dichosas preguntas, que nos han llevado cerca de hora y media, toca por fin poner mi foto de perfil. Lisa pone una en la que salgo muy arreglada en una de mis muchas cenas de negocios, y se inventa mi nombre de usuaria: conejitasexy.


—¿En serio, Lu? —protesto mirándola con la boca abierta— ¿No había otro nombre más discreto disponible?


—Supongo que sí, pero queremos que los hombres se fijen en ti, no que pasen de largo.


—Solo te falta hacerme una foto vestida de conejita de Playboy y que la pongas de perfil.


—Se me ha pasado por la cabeza, no te creas…


Le doy un codazo y empezamos a echar un vistazo a los hombres que la página me recomienda. Tras un buen rato y cuando casi he perdido la esperanza de encontrar alguien que me guste encuentro un perfil que me llama la atención. Su nombre de usuario es Lobo solitario, y aunque como foto de perfil tiene a un gato de angora blanco, en la descripción dice que tiene treinta años. Es rubio, ojos verdes, metro noventa, atento, cariñoso y divertido. Es poco para hacerse una idea de cómo será en realidad, pero su frase de bienvenida me deja intrigada.


Enamorarse puede convertirse en la situación más arriesgada de la vida.
Puedes salir profundamente herido o inmensamente victorioso.
Personalmente prefiero ganar… ¿Y tú?


La afinidad que la página nos asigna es del noventa y siete por ciento, 
cosa que según Lu es muy poco común.


—Me gusta —digo en voz baja.


—Pues escríbele, tenéis una afinidad muy alta.


—No sé si es buena idea… ¿y si todo es mentira?


—No lo sabrás si no hablas con él, ¿verdad?


—¿Y por qué no espero a que me escriba él?


—¡Vamos a ver, Paula! ¿Para qué te has abierto el perfil?


Tras mucho pensar, decido enviarle una frase para despertar su curiosidad.


Yo también soy una persona a la que le gusta ganar siempre…
¿Qué tal si nos arriesgamos juntos?


En cuanto le doy al botón de enviar me arrepiento de haberlo escrito.



¿Qué pensará de mí? ¿Y estoy preparada para embarcarme en la aventura de 
buscar pareja?


—Listo. —Luisa interrumpe mis pensamientos—.  Ahora a esperar a que conteste.


—No va a hacerlo, Lu, no te hagas ilusiones.


—¿Ah, no? ¿Y dónde crees que conocí a Eduardo? ¿En una tómbola?


—Por cierto, ¿qué tal con él? No me has contado nada —le reprocho.


—Bueno… estamos yendo despacio. Es un hombre muy atento y educado. Salimos a cenar, al teatro, al cine…


—¿Pero?


—Pero para mí es demasiado despacio. Ni siquiera nos hemos besado aún y ya hemos salido cinco veces juntos. No sé… me resulta tan extraño…


—¿Has pensado en que quizás esconde algo?


—¿Por qué tiene que esconder nada? Simplemente es un hombre tímido… o precavido. El caso es que yo me muero por echar un polvo y él no me pone la mano encima.


—Pues si tan segura estás de que no oculta nada lánzate tú. ¿No dijiste que las mujeres no tenemos que esperar a que los hombres nos aborden?


—Pero… pero…


—Pero nada. Queda mañana con él y cuando te acompañe a casa te abalanzas sobre él y le besas.


—¿Y si me rechaza? ¿Y si no soy la mujer que necesita?


—Consejos vendo pero para mí no tengo, ¿verdad? —bromeo.


—No es lo mismo cuando se trata de ti misma y lo sabes.


—Arriésgate, Lu. El no ya lo tienes…




No hay comentarios:

Publicar un comentario